lunes, 7 de septiembre de 2009

POESIA ABORIGEN

Aborigen (Intemperie)



Me creció lento un idioma de mataco
y de pájaro,
cuando la madre era una fragua,
la multitud del monte nuestro nido.
Bajo los algarrobos,
una luz de madera y palo santo
encendía la patria soslayada,
el dulce del mistol, la carne del quirquincho.
...Hoy, éste espacio cada vez más desierto,
diluido en el agua del río Teuco,
casi hombre blanco desmontado de arboles.
Aborigen (Intemperie)



Me creció lento un idioma de mataco
y de pájaro,
cuando la madre era una fragua,
la multitud del monte nuestro nido.
Bajo los algarrobos,
una luz de madera y palo santo
encendía la patria soslayada,
el dulce del mistol, la carne del quirquincho.
...Hoy, éste espacio cada vez más desierto,
diluido en el agua del río Teuco,
casi hombre blanco desmontado de arboles.

Oubao-Moin

El río de Corozal, el de la leyenda dorada.
La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.
El Río Manatuabón tiene la leyenda dorada.
La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.
El rio Cibuco escribe su nombre con letra dorada.

La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.

Allí se inventó un criadero. Allí el quinto se pagaba.
La tierra era de oro. La tierra está ensangrentada.
En donde hundió la arboleda su raíz en tierra dorada,
allí las ramas chorrean sangre. La arboleda está ensangrentada.
Donde dobló la frente india, bien sea tierra, bien sea agua,
bajo el peso de la cadena, entre los hierros de la ergástula,
allí la tierra hiede a sangre y el agua está ensangrentada.
Donde el negro quebró sus hombros, bien sea tierra o sea agua,

y su cuerpo marcó el carimbo y abrió el látigo su espalda,

allí la tierra hiede a sangre y el agua está ensangrentada.
Donde el blanco pobre ha sufrido los horrores de la peonada,
bajo el machete del mayoral y la libreta de jornada
y el abuso del señorito, allí sea tierra o allí sea agua,
allí la tierra está maldita y corre el agua envenenada.
Gloria a esas manos aborígenes porque trabajaban.
Gloria a esas manos negras porque trabajaban.
Gloria a esas manos blancas porque trabajaban.
De entre esas manos indias, negras, blancas,
de entre esas manos nos salió la patria.
Gloria a las manos que la mina excavaran.
Gloria a las manos que el ganado cuidaran.
Gloria a las manos que el tabaco, que la caña y el café sembraran.
Gloria a las manos que los pastos talaran.
Gloria a las manos que los bosques clarearan.

Gloria a las manos que los ríos y los caños y los mares bogaran.

Gloria a las manos que los caminos trabajaran.
Gloria a las manos que las casas levantaran.
Gloria a las manos que las ruedas giraran.
Gloria a las manos que las carreteras y los coches llevaran.
Gloria a las manos que las mulas y caballos ensillaran y desensillaran.
Gloria a las manos que los hatos de cabras pastaran.

Gloria a las manos que cuidaron de las piaras.

Gloria a las manos que las gallinas, los pavos y los patos criaran.
Gloria a todas las manos de todos los hombres y mujeres que trabajaron.
Porque ellas la patria amasaran.

Y gloria a las manos, a todas las manos que hoy trabajan

porque ellas construyen y saldrá de ellas la nueva patria liberada.
¡La patria de todas las manos que trabajan!

Para ellas y para su patria, ¡Alabanza!, ¡Alabanza!

Yerba bruja

Caminando por el monte
vi acercándose una estrella.
Yerba bruja me ató al pie.
Sentí pesada la lengua.
Debajo de los anones
un arco lanzó su flecha
que era rastro luminoso
de cucubano o luciérnaga.
Seguí andando, seguí andando

sin saber rumbo ni senda.

A un clamor de seboruco
llegué al fin.
Froté la muesca
y aspiré el humo sagrado
que hace la boca profeta.
¡Bateyes del Otuao
para la danza guerrera!

Tú gritaste, ¡Manicato!

Y yo, encima de la puerta,
cuando la noche acababa
colgué mi collar de piedra.

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